La derrota del Real Madrid ante el Espanyol en Cornellà-El Prat inauguró la primera crisis de la temporada en el club blanco, desnortado también por el descalabro ante el Sheriff cuatro días antes en el Santiago Bernabéu. La precaria situación que atraviesa el equipo a las puertas del segundo parón de selecciones ha precipitado una lluvia de críticas que nadie ha podido esquivar: ni los jugadores, ni Carlo Ancelotti, ni la dirigencia, a la que se acusa de haber debilitado el potencial de una plantilla que está siendo víctima de su alarmante fragilidad defensiva.
El Madrid mantiene de mala manera el liderato de la competición pero las sensaciones no pueden ser más preocupantes tras encadenar dos derrotas ante rivales teóricamente inferiores. En defensa, Ancelotti parece incapaz de dar con la tecla y en ataque todo orbita alrededor de la figura de Karim Benzema. Una hipotética baja del francés podría resultar calamitosa ahora que a Vinicius se le ha vuelto a mojar la pólvora.
Uno de los futbolistas que ha quedado peor parado en este bache del Real Madrid es Thibaut Courtois, incapaz de ser decisivo para maquillar el flojo nivel defensivo y evitar las dos derrotas de su equipo en una semana aciaga. En esos dos duelos, ha recibido cuatro goles en siete disparos a puerta del rival. Tantas veces salvador del Madrid desde que aterrizó en Chamartín en 2018 y considerado uno de los mejores guardametas del mundo por méritos propios, el belga ha dejado a deber tras evitar la derrota contra el Villarreal con varias paradas trascendentales y ser el artífice del sufrido triunfo contra el Inter en San Siro.
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